Se usa para dar la máxima credibilidad a lo que se dice.
“Te juro por mis muertos que yo no he sido quien ha roto tu ordenador. ¡Tienes que creerme!”.
Se usa para dar la máxima credibilidad a lo que se dice.
“Te juro por mis muertos que yo no he sido quien ha roto tu ordenador. ¡Tienes que creerme!”.